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El regreso de Lindsay Lohan, redefiniéndose a sí misma como estrella de cine en lugar de chiste de tabloide, coincidió con la renovación anual de Netflix como hogar de contenido navideño barato y alegre, fácil de hacer y fácil de devorar. Fue un regreso inteligente, de bajo riesgo y alta exposición, con Falling into Christmas de 2022, su primer papel protagónico en casi una década, un éxito seguro durante la embestida estacional del streamer.
Casi no importaba que no fuera muy buena, no se suponía que lo fuera, simplemente nos dio la prueba de que Lohan todavía tenía el mismo magnetismo que la convirtió en una estrella en primer lugar. Pero su próxima película con Netflix fue menos fácil de pasar, el genuinamente atroz Irish Wish, y de repente su asociación con el streamer se sentía menos como un reinicio y más como una larga pausa, atrapándola en un modo del que realmente necesitaba huir (la secuela de Freaky Friday del próximo año debería ayudar con eso). Su tercera, y contractualmente final, salida con la plataforma es la mejor de todas, pero solo porque la barra está tan baja que ni siquiera la podemos ver, no solo para la última carrera de Lohan, sino para el repertorio festivo de Netflix en general.
Nuestro Pequeño Secreto, para su crédito, juega menos como otro intento de reciclar la fórmula basura de Hallmark y más como uno que intenta emular una comedia más elegante de los años 2000. Hay sombras de Conoces a los Padres y Cuatro Navidades e incluso un director de esa época al timón, Stephen Herek, que trabajó con estrellas como Mark Wahlberg, Angelina Jolie y Tommy Lee Jones en esa misma década. No es tan brillante ni tan atrevida como el éxito sorpresa del año pasado Anyone But You, pero está tratando de apelar al mismo público, aquellos que crecieron con las comedias románticas de estudio que tenían un poco más de ambición. Al igual que muchas de esas películas, también gira en torno a un engaño, y al igual que en Anyone But You, es otro que se monta tan mal que uno se pregunta por qué siquiera se molestaron en mentir en primer lugar.
Comienza en 2014 cuando Avery (Lohan) y su novio Logan (Ian Harding) discuten mientras entran en su fiesta sorpresa de despedida. Ella se va a mudar a Londres y en un intento desesperado por evitar que se vaya, Logan le propone matrimonio. Ella dice que no y él se va enfadado. Una década después, ambos están con nuevas parejas, yendo fuera de la ciudad para las vacaciones. Por primera vez, ambos conocerán a los padres de sus respectivas parejas, pero, en un giro que requiere un saco de preguntas sin respuesta de nuestra parte, descubren que pasarán la Navidad con la misma familia. Sus parejas son hermanos y, después de una discusión de “espera, ¿por qué?, ¿qué?”, deciden no decirle a nadie que alguna vez estuvieron juntos.
Es una decisión que nunca tiene mucho sentido, pero lleva a la pareja por un viaje muy improbable de gomitas de marihuana consumidas accidentalmente, bombeo de estómago falso para perros, consumo de alcohol por menores, chantaje y discursos embarazosos en la iglesia. Si nada de esto es tan divertido como debería ser (la película realmente no es tan divertida en absoluto), es lo suficientemente entretenida gracias a un ritmo ágil y un elenco enérgico. En los bordes, hay más talento del que estamos acostumbrados a ver aquí con exmiembros del elenco de Saturday Night Live como Tim Meadows, Chris Parnell y Jon Rudnitsky de una temporada; la constante de Scrubs y destacada de Birth/Rebirth Judy Reyes; Dan Bucatinsky de Scandal y The Comeback; Henry Czerny de Misión: Imposible y, lo más gratificante, Kristin Chenoweth. La estrella de Wicked, interpretando a una madre viperina inspirada en Real Housewives, eleva mucho la película cada vez que está en pantalla, operando perfectamente dentro de su campo (también ha aparecido en comedias navideñas como Holidate de Netflix y la mencionada Cuatro Navidades) pero añadiendo sabor a lo que a menudo puede ser un postre insípido.
Lohan y Harding son lo suficientemente buenos en el banter, este último tiene una elasticidad al estilo de Seth MacFarlane que realmente funciona aquí, pero el guion, de la escritora debutante Hailey DeDominicis, no es lo suficientemente inteligente o inventivo como para realmente estirarlos. Al cerrar este año, rezo para que ninguna comedia en 2025 o realmente nunca más se base en una escena donde un personaje consuma accidentalmente comestibles, un tropo excesivamente usado que también implica que la marihuana es algún alucinógeno aterrador. En su lugar, algunos gomitas podrían ser más confiables mientras se ve Nuestro Pequeño Secreto, una comedia navideña perfectamente adecuada que podría necesitar un impulso.
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