Uno de los colectivos, Stoneface Bombaa, creció en Mathare, el segundo asentamiento informal más grande de la capital.
Ha superado grandes obstáculos para convertirse en artista y quiere usar su trabajo para abordar la forma en que la gente en Mathare vive, a menudo careciendo de empleo, vivienda y educación.
Bombaa dice que soportan una “economía de mano a boca”, nunca seguros de dónde vendrá su próxima comida.
“La gente está realmente enojada”, dice, pero a través del arte, siente que puede “canalizar” la ira de su comunidad en algo positivo, ya que “el arte une”.
Bombaa se propuso crear sitios de “micro-utopía” a partir de las exposiciones dispersas por la ciudad.
Lo llamó la “sala de la jungla” y esperaba que la gente se conectara con la naturaleza desde dentro de Mathare mismo, en un intento de cerrar la brecha ecológica.
Irónicamente, el edificio que había identificado como un posible sitio fue demolido por las autoridades para dar paso a una carretera.