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La introducción de aranceles potencialmente abrumadores podría remodelar significativamente el panorama económico tanto para los consumidores como para las empresas, según señalan los analistas de Yardeni Research.
Estas medidas, a menudo presentadas como una forma de proteger a las industrias nacionales, conllevan un conjunto complejo de implicaciones que podrían extenderse por los mercados y los hogares.
Para los consumidores, una de las preocupaciones inmediatas es la inflación. Los aranceles generalmente llevan a costos más altos para los bienes importados, lo que puede resultar en precios más altos en las estanterías de las tiendas.
Esto podría reducir el poder adquisitivo, especialmente para los hogares de ingresos bajos y medios, que son más vulnerables a los aumentos de precios en artículos esenciales como alimentos y bienes cotidianos.
Yardeni Research señala que, aunque el crecimiento de los salarios reales se ha vuelto positivo recientemente después de años de estancamiento, cualquier aumento de precios al consumidor inducido por políticas podría erosionar estos avances, debilitando la confianza y el gasto de los hogares.
Desde una perspectiva empresarial, los aranceles pueden aumentar los costos de producción, lo que potencialmente podría reducir los márgenes de beneficio. Sin embargo, Yardeni Research sugiere que las empresas podrían encontrar cierto alivio a través de otras dinámicas económicas.
Por ejemplo, un dólar estadounidense más fuerte, a menudo un subproducto de los aranceles, puede mitigar algunos de los aumentos de precios al hacer que las importaciones sean relativamente más baratas en términos de dólares.
Además, los analistas destacan que las ganancias en productividad podrían seguir compensando los costos crecientes, manteniendo los gastos de producción bajo control.
Durante el primer mandato de la administración Trump, una combinación de desregulación y acuerdos comerciales favorables ayudó a mantener los márgenes de beneficio corporativos, incluso en medio de regímenes arancelarios similares.
Sin embargo, el impacto más amplio en las cadenas de suministro globales podría plantear riesgos. Los aranceles interrumpen los flujos comerciales establecidos, obligando a las empresas a reevaluar sus estrategias de abastecimiento y fabricación.
Para algunas empresas, esto podría significar la reubicación de la producción a nivel nacional, lo que podría implicar costos laborales más altos, o encontrar proveedores alternativos, lo que podría afectar la calidad y la consistencia.
Yardeni Research señala que sectores que dependen en gran medida de componentes importados, como la tecnología y el automóvil, podrían ser especialmente afectados.
Geopolíticamente, la imposición de aranceles a menudo conduce a medidas de represalia por parte de los socios comerciales. Esta dinámica de tit-for-tat puede aumentar las tensiones, reducir los volúmenes de comercio global e impactar de manera desproporcionada a los mercados emergentes.
Países como México, que están estrechamente integrados en la cadena de suministro de EE. UU., podrían enfrentar vientos económicos adversos si los aranceles interrumpen el comercio transfronterizo.
El alcance total del impacto de los aranceles dependerá de cómo se implementen y de si se introducen políticas complementarias, como recortes de impuestos o desregulación, para mitigar el golpe.
Yardeni Research permanece cautelosamente optimista, sugiriendo que aunque es poco probable que los aranceles desencadenen una ola inflacionaria importante, gracias a factores como el dólar fuerte y mejoras en la productividad, aún podrían alterar el comportamiento del consumidor y las estrategias empresariales de maneras que repercutan en toda la economía.
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