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Cuando el CEO de Nvidia (NVDA) Jensen Huang habla, el mercado escudriña cada palabra, convirtiendo cada aparición en una oportunidad de alto riesgo para un aumento o un tropiezo para la empresa, sus socios y la industria en general.
A pesar de una serie de impresionantes anuncios de la compañía, unas pocas líneas de Huang sofocaron la nueva esperanza emocionante de la tecnología.
Las acciones vinculadas a la computación cuántica cayeron el miércoles después de los comentarios de Huang de que las computadoras cuánticas útiles están a años de distancia. Esa observación no es novedosa, pero movió los mercados debido al importante y cada vez mayor estatus de Huang en Wall Street y la impaciencia por la innovación que reveló.
Cuando Google (GOOG, GOOGL) presentó el chip cuántico Willow el mes pasado, las acciones en el ecosistema subieron, incluso cuando los analistas del mercado reconocieron que las aplicaciones comerciales están aún muy lejos.
En contraste con los comentarios de Huang, las aspiraciones cuánticas se convirtieron en un lastre.
“Si dijeras que en 15 años tendremos computadoras cuánticas muy útiles, eso probablemente sería temprano. Si dijeras 30, probablemente sería tarde”, dijo Huang durante el día de analistas de Nvidia en CES el miércoles. “Si eliges 20, creo que muchos de nosotros lo creeríamos.”
Pronosticar flujos de ingresos potenciales en décadas parecía ser demasiado para una industria que se mide en trimestres.
Las acciones de Rigetti Computing (RGTI), D-Wave Quantum (QBTS) e IonQ (IONQ) cayeron más del 40% después de los comentarios de Huang. Los nombres cuánticos venían de fuertes subidas, impulsados por el anuncio de Google en diciembre, mientras los inversores se apresuraban a entrar en una tecnología potencialmente alteradora de la sociedad lo más cerca posible del punto de partida.
Pero Huang pareció ofrecer una dosis de realidad, o una razón para deshacerse de acciones que habían alcanzado alturas vertiginosas. En el último año, Rigetti ha aumentado más del 900%, D-Wave Quantum cerca del 600% e IonQ casi un 150%.
Por más lejanas que sean las aplicaciones futuras de estas empresas, Google ofreció al mercado algo concreto, y ayudó al gigante de las búsquedas a lograr un rally en diciembre, elevando a jugadores relacionados con él. Mientras tanto, la profecía de un ejecutivo tecnológico, aunque quizás una de las estrellas más brillantes de América corporativa, envió las acciones directo hacia un bache.
Una ironía de Wall Street alejándose de una supuesta tecnología revolucionaria es que el mercado ya está inmerso en la transformación de la IA. Los partidarios de la computación cuántica ven avances en el campo como un camino para superar el procesamiento de datos convencional, lo que lleva a avances en medicina, energía y ciberseguridad. Pero si los inversores ya están impacientes con las promesas de la IA, los frutos de una tecnología aún más lejana podrían parecer demasiado distantes para saborear.
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