Estados Unidos anunció el viernes nuevas sanciones dirigidas al sector energético de Rusia y a su “flota fantasma” de petroleros en lo que podría ser un último intento por parte de la administración de Biden de debilitar la economía rusa en respuesta a la guerra en Ucrania.
El presidente Biden ha sido cauteloso en su enfoque de las sanciones al sector energético de Rusia por temor a que cerrar sus exportaciones haga que los precios de la gasolina se disparen en todo el mundo. Pero funcionarios estadounidenses dijeron que el suministro global de petróleo más saludable y la disminución de la inflación presentaban una oportunidad para ejercer más presión sobre la industria petrolera de Rusia a medida que la guerra se acerca a su cuarto año.
A pesar de un esfuerzo coordinado por los aliados occidentales para castigar económicamente a Moscú por sus acciones, la economía rusa ha evitado el colapso que muchos economistas predijeron.
Las medidas de la administración Biden pondrán la responsabilidad en la administración Trump de decidir si aplicar las sanciones. Funcionarios de alto rango de la administración Biden se negaron a comentar si las sanciones fueron discutidas con el equipo de transición del presidente electo Donald J. Trump, pero dijeron que esperaban que las medidas proporcionaran a la próxima administración un mayor poder de negociación sobre Rusia para negociar un fin a la guerra.
“Estados Unidos está tomando medidas enérgicas contra la principal fuente de ingresos de Rusia para financiar su brutal e ilegal guerra contra Ucrania”, dijo la secretaria del Tesoro, Janet L. Yellen, en un comunicado. “Con las sanciones de hoy, estamos intensificando el riesgo de sanciones asociado con el comercio de petróleo de Rusia, incluido el envío y la facilitación financiera en apoyo de las exportaciones de petróleo de Rusia”.
Los precios del petróleo subieron el viernes antes del anuncio de las sanciones debido a la preocupación de que las nuevas restricciones, junto con el mal tiempo en Estados Unidos y los incendios forestales en California, pudieran limitar el suministro global de energía.
Las nuevas sanciones se dirigen a más de 180 buques de la flota de petroleros fantasma de Rusia que Moscú ha utilizado para evadir las sanciones petroleras existentes. También incluyen en la lista negra a dos de los principales productores de petróleo rusos, Gazprom Neft y Surgutneftegas, y sus subsidiarias.
Las sanciones apuntan a los proyectos rusos de gas natural licuado, a los funcionarios energéticos rusos y a los proveedores de servicios que apoyan la industria energética del país. Y limitan algunas de las excepciones que han permitido a los bancos continuar facilitando las transacciones energéticas rusas.
Las sanciones estadounidenses pueden básicamente aislar a una persona o empresa del sistema financiero occidental.
La administración Biden dijo que esto socavará sustancialmente los ingresos petroleros de Rusia y costará a la economía rusa miles de millones de dólares al mes. Funcionarios de alto rango, hablando bajo condición de anonimato para discutir el pensamiento de la administración, describieron el paquete de sanciones como el más significativo hasta la fecha para el sector energético de Rusia.
Desde el inicio de la guerra, el Sr. Biden ha sido cauteloso en sacudir los mercados petroleros globales mientras la inflación se disparaba. En 2022, el Grupo de los 7 países creó un “tope de precios” del petróleo que tenía como objetivo limitar cuántos ingresos podría generar Rusia de las exportaciones de petróleo. Con el tiempo, la efectividad de esa estrategia disminuyó a medida que Rusia desarrollaba medidas, como su flota fantasma de petroleros viejos, para eludir las sanciones.
Sin embargo, con la inflación bajo control y las elecciones presidenciales terminadas, la administración ha estado adoptando un enfoque más agresivo hacia Rusia en sus últimos meses.
Daleep Singh, asesor de seguridad nacional adjunto para economía internacional, dijo que era una “pregunta justa” preguntar por qué el Sr. Biden esperó hasta el final de la administración para imponer tales sanciones.
“Para que las sanciones tengan éxito, deben ser sostenibles”, dijo Singh en un comunicado. “Eso no significa que deban ser gratuitas; las sanciones nunca lo son; pero para tener éxito deben afectar al objetivo más de lo que dañan a la economía estadounidense y mundial”.
A finales de noviembre, el Departamento del Tesoro impuso sanciones al Gazprombank de Rusia, una importante institución financiera que es un conducto para los pagos energéticos de Rusia y la compra de equipos militares que Moscú usa en Ucrania.
El mes pasado, Estados Unidos transfirió $20 mil millones a Ucrania en forma de préstamo que se reembolsará con los intereses obtenidos de los activos del banco central de Rusia congelados.
Aunque la economía de Rusia ha demostrado ser resistente, sigue bajo presión.
La alta inflación ha llevado al banco central del país a elevar las tasas de interés de referencia al 21 por ciento. El crecimiento económico se está desacelerando y abundan las escaseces de productos.
Se espera que la economía rusa crezca un 1,3 por ciento el próximo año, según el Fondo Monetario Internacional, frente al 3,6 por ciento en 2024. La tasa de inflación anual de Rusia fue casi del 10 por ciento en 2024, con los precios de muchos productos básicos creciendo al doble o al triple de esa cifra general.
La moneda nacional, el rublo, cayó en noviembre a su nivel más débil desde el inicio de la guerra, reduciendo el poder adquisitivo de Rusia.
La efectividad de la última ronda de sanciones de Estados Unidos será determinada en última instancia por la administración Trump, que será responsable de aplicarlas y podría potencialmente revertirlas.
El Sr. Trump ha indicado que quiere negociar un acuerdo con Rusia y Ucrania para poner fin a la guerra. Si bien el Sr. Trump utilizó sanciones de manera agresiva mientras estuvo en el cargo, expresó preocupaciones durante su campaña el año pasado sobre el impacto que las sanciones podrían tener en el dólar y su estatus como moneda de reserva mundial.
“Utilizo sanciones de manera muy poderosa contra los países que lo merecen, y luego las retiro”, dijo Trump en el Economic Club de Nueva York en septiembre, añadiendo: “Quiero usar sanciones lo menos posible”.