Israel y Hamas llegaron a un acuerdo sobre un alto el fuego inicial de seis semanas en parte posponiendo sus disputas más intratables a una segunda fase nebulosa, de la cual ninguno de los dos está seguro de alcanzar.
Bajo el acuerdo, 16 días después del alto al fuego inicial, se espera que los funcionarios de Israel y Hamas comiencen a negociar los próximos pasos: el fin de la guerra, la liberación de los restantes rehenes vivos de Gaza y la retirada de las fuerzas israelíes del territorio.
Los líderes israelíes han insistido durante mucho tiempo en que no pondrán fin a la guerra hasta que Hamas sea destruido. Esto parecía lejos de la realidad el domingo, cuando militantes de Hamas, algunos agitando rifles, se desplegaron en partes de Gaza en camionetas, mostrando autoridad a palestinos e israelíes por igual.
Israel y Hamas han conservado algunas de sus cartas de negociación. Al final del alto el fuego de 42 días, Hamas seguirá teniendo alrededor de dos tercios de los 98 rehenes restantes, incluidos docenas que se cree que están muertos. Y Israel seguirá ocupando partes de Gaza y mantendrá importantes prisioneros, incluido Marwan Barghouti, líder militante e icónico político palestino.
Pero como parte de las conversaciones, el gobierno israelí probablemente tendrá que elegir si está dispuesto a elegir uno de sus objetivos de guerra, traer a casa a los rehenes, sobre otro, destruir a Hamas. Elegir a los rehenes podría amenazar el control del poder del primer ministro Benjamín Netanyahu en Israel.
Mientras tanto, ambas partes han acordado posponer un acuerdo decisivo sobre el fin de la guerra y el futuro de Gaza, y esperan que el alto al fuego de 42 días juegue a su favor, dijo Shlomo Brom, un general retirado israelí. Hamas, en particular, “espera que la nueva dinámica evite que Israel vuelva a la lucha”, dijo.
La decisión de aceptar un alto el fuego temporal abrió profundas divisiones dentro de la coalición gobernante de Netanyahu, que está llena de extremistas. Itamar Ben-Gvir, ministro de seguridad nacional de extrema derecha, renunció en protesta al gabinete y retiró su partido Jewish Power de la coalición el domingo.
El partido Sionismo Religioso, liderado por Bezalel Smotrich, amenazó con abandonar la coalición también si Netanyahu no renovaba la lucha después del fin del alto al fuego de 42 días. Si el partido de Smotrich también se fuera, el gobierno de Netanyahu tendría menos de la mitad de los escaños en el Knesset, el Parlamento de Israel, lo que podría hacer que el gobierno cayera y forzar nuevas elecciones.
El sábado por la noche, Netanyahu enfatizó que el alto el fuego era temporal por ahora. Argumentó que Israel retiene el derecho de volver a la guerra si “las negociaciones de la segunda etapa son ineficaces”, agregando que el presidente electo Donald J. Trump apoyaría la decisión de Israel.
“Nos reservamos el derecho de volver a la guerra, si es necesario, con el respaldo de los Estados Unidos”, dijo Netanyahu en un discurso televisado.
La fragilidad del alto el fuego se puso de manifiesto el domingo por la mañana cuando Hamas no entregó de inmediato una lista de rehenes a ser liberados a Israel, lo que provocó un retraso de casi tres horas en el alto el fuego. Los analistas dicen que es probable que el acuerdo vea numerosas pruebas similares en las próximas semanas a medida que ambas partes flexionen sus músculos.
Las familias de los rehenes israelíes aún retenidos en Gaza han instado al gobierno israelí a traer a casa a los cautivos restantes cumpliendo todas las fases del acuerdo. Noa Argamani, una rehén liberada cuyo novio, Avinatan Or, sigue en cautiverio, dijo que le rompía el corazón que no fuera a ser liberado en esta ronda.
“El progreso en los últimos días es un paso muy importante, pero el acuerdo debe llevarse a cabo en su totalidad, completamente, en todas sus etapas”, dijo Argamani en un discurso en Miami el jueves.