Desde el comienzo de la semana, los enfrentamientos entre los rebeldes del M23 y el ejército y sus aliados dejaron hospitales abrumados por las bajas y cuerpos en las calles, según la ONU. Almacenes con alimentos y suministros médicos también fueron saqueados, dijeron las agencias de ayuda. Los servicios esenciales han estado no disponibles desde que comenzó la ofensiva, con cortes de electricidad, agua e internet. La creciente ira por la ofensiva rebelde llevó a los manifestantes a apuntar contra las embajadas extranjeras en la capital, Kinshasa. Al menos 10 embajadas fueron dañadas y saqueadas por manifestantes que exigían que la comunidad internacional interviniera para poner fin al asalto rebelde, mientras apretaban su control sobre Goma. Las Fuerzas de Defensa de Ruanda dijeron que los mercenarios rumanos estaban siendo transportados a la capital de Ruanda, Kigali, después de que “se rindieran al M23 tras la captura de la ciudad estratégica”. La agencia de noticias AFP informa que decenas de rumanos, a quienes llamó contratistas militares privados, habían huido a la ciudad ruandesa de Gisenyi, justo en la frontera con Goma. “No estábamos en un campo de batalla, estábamos aquí para entrenar y ayudar con la artillería”, dijo uno que solo dio el nombre de Emile a AFP. “Lo que aprendí es que cualquier cosa puede pasar. Vine. Hice mi trabajo y ahora estoy feliz de volver y estar con mi familia”, agregó. En un aparente intento de extender su control territorial en el este de la República Democrática del Congo, los rebeldes del M23 ahora estaban avanzando hacia la ciudad lacustre de Bukavu, citó la agencia de noticias Reuters a cinco fuentes diplomáticas y de seguridad.
