El primer ministro francés, François Bayrou, logró sobrevivir a una votación de censura en la Asamblea Nacional el miércoles y logró aprobar un presupuesto retrasado para 2025 destinado a controlar los déficits del país.
La votación fue provocada por la decisión de Bayrou el lunes de utilizar una cláusula constitucional para aprobar el presupuesto a través del parlamento, una jugada inevitable ya que no tiene mayoría y los partidos de la oposición francesa se han negado a respaldar los presupuestos del gobierno.
Su predecesor, el político conservador Michel Barnier, utilizó el mismo método constitucional pero perdió la votación de censura y fue derrocado después de apenas tres meses cuando la izquierda y la extrema derecha se unieron para destituirlo.
Bayrou tuvo éxito negociando concesiones presupuestarias con el partido de centro-izquierda moderado (PS), mientras que Barnier centró sus esfuerzos en ganar el apoyo tácito de la extrema derecha, liderada por Marine Le Pen.
El primer ministro admitió ante los legisladores que el presupuesto era “imperfecto” y “no el que esperábamos” pero argumentó que era urgente aprobarlo para garantizar la estabilidad de la economía, los hogares y los inversores.
La votación del presupuesto debería brindar al menos un respiro temporal a la agitación política en Francia, después de que el presidente Emmanuel Macron pasara por cuatro primeros ministros desde principios de 2024.
El estancamiento se ha agravado desde que Macron convocó elecciones anticipadas el verano pasado, solo para perderlas y enfrentarse a una Asamblea Nacional fracturada en tres bloques de tamaño similar.
Los mercados financieros han sido tranquilizados esta semana por la perspectiva de que finalmente se aprobará el presupuesto. La diferencia de los costos de endeudamiento a 10 años de Francia sobre los de Alemania ha caído a 0.71 puntos porcentuales, aún alta según los estándares de los últimos años pero por debajo del pico de 0.9 puntos porcentuales alcanzado en noviembre.
Los Socialistas, que fueron el voto crucial el miércoles en lugar de la Rassemblement National de Le Pen, se abstuvieron en la votación de censura en nombre de evitar una crisis política abierta. Se separaron por primera vez del resto de la alianza de izquierda y de su mayor componente, la extrema izquierda La France Insoumise (Francia Insumisa), que los acusó de traición.
El PS se defendió diciendo que obligó al gobierno a retroceder en el recorte de 4.000 maestros y en el aumento del costo de la atención médica y los medicamentos para los consumidores. En un cambio potencialmente mayor, Bayrou también abrió la puerta a “renegociar” el impopular aumento de la edad de jubilación de los trabajadores de 62 a 64 años impulsado por Macron. Sindicatos y legisladores mantendrán conversaciones sobre pensiones en los próximos meses.
Solo 128 miembros de la Asamblea Nacional votaron para destituir a Bayrou, aquellos de la extrema izquierda LFI, los Comunistas y los Verdes, muy lejos de los 289 necesarios para una mayoría.
El presupuesto retrasado de 2025 es menos ambicioso en términos de reducción del déficit que la versión del gobierno anterior, prometiendo un paquete fiscal de €50 mil millones en aumentos de impuestos y recortes de gastos, frente a los €60 mil millones anteriores.
Un consejo de supervisión independiente estimó que el 90 por ciento del esfuerzo fiscal vendría de aumentos de impuestos, no de recortes de gastos. Unos €8 mil millones en ingresos provendrán de golpear temporalmente a las grandes corporaciones con un nuevo impuesto, otras tasas a empresas recaudarán otros €4 mil millones y los ricos pagarán impuestos adicionales para recaudar €2 mil millones.
El gasto total seguirá aumentando, a pesar de un recorte significativo en los presupuestos de los ministerios, en gran parte porque se hizo poco para abordar las pensiones y la atención médica que representan aproximadamente la mitad del gasto gubernamental.
El déficit de Francia ha aumentado en los últimos años debido al generoso apoyo financiero a los trabajadores y empresas durante la pandemia de Covid-19 y la crisis energética posterior. Las políticas proempresariales de Macron también incluyeron recortes de impuestos no financiados destinados a impulsar el crecimiento y el empleo.
Las finanzas públicas degradadas del país se convirtieron en un problema importante el año pasado, ya que el gobierno superó repetidamente sus propios objetivos de déficit para terminar el año con un déficit presupuestario de aproximadamente el 6 por ciento del PIB. Francia planea recaudar alrededor de €300 mil millones de inversores en bonos este año, un nivel históricamente alto. A medida que suben las tasas de interés, se prevé que sus costos de endeudamiento alcancen los €54 mil millones este año, aproximadamente igual que el presupuesto de defensa.
El gobierno de Bayrou se ha comprometido a reducir el déficit de Francia al 5.4 por ciento de la producción nacional para finales de este año; el de Barnier tenía como objetivo alcanzar el 5 por ciento del PIB.
Francia sigue estando muy por encima del techo de déficit del 3 por ciento del PIB establecido por la UE, y se encuentra entre los peores desempeños de la región. Bruselas la ha incluido en una lista de vigilancia de países con déficits excesivos y la estará monitoreando de cerca para ver si Francia cumple.
Reporte adicional de Ian Smith en Londres