Desde que asumió el cargo, el presidente Trump ha amenazado la seguridad y las economías de los países europeos, ha intentado tomar el control de Groenlandia y ha prometido “definitivamente” imponer aranceles a las naciones. Incluso los partidos que parecerían ser sus aliados naturales están nerviosos. Algunos han retrocedido silenciosamente del presidente estadounidense.
Pero el sábado no fue el día para disputas. Los líderes de los partidos de extrema derecha en Europa llegaron a Madrid para lo que, al menos en la superficie, parecía ser un rally de alto perfil para una nueva era de Trump.
Estaban Marine Le Pen del partido de extrema derecha francés Reagrupamiento Nacional; el populista de los Países Bajos, Geert Wilders; el líder del partido Liga de Italia, Matteo Salvini. Todos dejaron en claro que compartían la acusación del Sr. Trump contra lo que consideran “wokismo”, “teoría de género” y un ambientalismo excesivo.
Para ellos, el presidente estadounidense había derribado las últimas barreras que habían confinado a sus partidos en los márgenes políticos. Los tabúes habían sido derrocados.
“El tornado de Trump ha cambiado el mundo en solo un par de semanas”, dijo el primer ministro Viktor Orban de Hungría a sus aliados desde el escenario de la cumbre cuyo lema era “Hacer a Europa Grande Otra Vez”.
“Ayer éramos los herejes”, dijo. “Ahora somos la corriente principal”.
Además de los temas recurrentes de la extrema derecha europea, como etiquetar a los medios de comunicación como “parásitos”, criticar a las élites liberales y denunciar una “invasión” de inmigrantes musulmanes, los asistentes rápidamente dirigieron sus críticas contra los objetivos más recientes del Sr. Trump.
Por ejemplo, el Sr. Salvini criticó a la Organización Mundial de la Salud y a la Corte Penal Internacional; el Sr. Trump decidió retirar a Estados Unidos de la O.M.S. e emitió una orden ejecutiva imponiendo sanciones a la C.P.I.
El Sr. Wilders pareció imitar el lenguaje del Sr. Trump al decir que los votantes les estaban pidiendo “expulsar a los inmigrantes ilegales y criminales”.
La elección del Sr. Trump representa “la última oportunidad del mundo occidental”, dijo Afroditi Latinopoulou, una legisladora del partido de extrema derecha griego Voz de la Razón.
El partido de la Sra. Latinopoulou no tiene representación en el Parlamento griego, pero algunos líderes en el rally, incluidos la Liga del Sr. Salvini y el Partido de la Libertad del Sr. Wilders en los Países Bajos, ya están gobernando como parte de coaliciones.
Otros partidos, como el Partido Nacional de la Sra. Le Pen y el partido Vox de España, que organizó el evento, han surgido en los últimos años, pero aún están fuera del poder, a menudo excluidos por una alianza de partidos tradicionales.
Muchos de estos partidos aún son considerados parias en el Parlamento Europeo en Bruselas, y líderes de derecha como el primer ministro Giorgia Meloni de Italia no se unieron al evento organizado por el grupo, que se autodenomina los Patriotas por Europa en ese cuerpo legislativo.
En las elecciones del verano pasado para el Parlamento Europeo, lo que muchos anticipaban como una ola de apoyo a los partidos de extrema derecha no se materializó completamente. Pero muchos de estos partidos son populares entre los votantes jóvenes y tienen la posibilidad de entrar en los gobiernos en las próximas elecciones. Piensan que la victoria del Sr. Trump ha dado impulso a sus causas.
La victoria del Sr. Trump “trajo un terremoto político al mundo”, dijo el Sr. Wilders. “Él trae un mensaje de esperanza”.
Critican a los “fascistas liberales” que, según ellos, han reemplazado la civilización cristiana con “una utopía satánica enfermiza”, a los “repugnantes” que “quieren convertir a nuestros hijos en trans-frikis”, y al supuesto reemplazo étnico de los europeos nativos por inmigrantes. Se inspiraron en teorías conspirativas.
Y junto con el Sr. Trump compartieron un desprecio por la Unión Europea, a pesar de que muchos de sus países se benefician de los fondos de la U.E. y casi todos los partidos han rechazado llamados a abandonar el bloque desde que el Brexit ha demostrado ser una carga para la economía británica.
Sin embargo, estaba claro que su idea de hacer “Europa Grande Otra Vez” era derribar la Unión Europea tal como está. “Menos Europa, más libertad”, dijo el Sr. Salvini.
Algunos de los asistentes cuestionaron el lema mismo del evento. “Dicen que quieren hacer grande a Europa, pero ¿qué me importa defender a Europa?” dijo Jesús Castañón, de 79 años, un arquitecto jubilado que estaba en la multitud. “No lo merece”.
En la reunión, la Unión Europea fue universalmente detestada como un grupo de burócratas no electos encerrados en palacios de cristal y decididos a infringir a las naciones con una regulación excesiva y saboteando sus economías con políticas climáticas.
Desde la invasión de Rusia a Ucrania, la mayoría de los partidos tradicionales de Europa han aceptado la necesidad de gastar más dinero en defensa, y hablan de unidad para confrontar posibles disputas comerciales con el Sr. Trump.
Pero pocos en la reunión hablaron de la necesidad de aumentar la cooperación entre los países de la U.E. “La Unión Europea es una bomba que funciona al revés”, dijo Le Pen. “Absorbe la soberanía de nuestros estados para institucionalizar la impotencia”.
Cuando la gente en el evento hablaba de hacer grande a Europa otra vez, la mayoría hablaba de hacer de Europa un faro para el cristianismo, elevar a las naciones individuales y restaurar su orgullo e identidad.
En lugar de apoyar a la Unión Europea, un miembro de la multitud dijo que prefería la restitución del imperio colonial español que abarcaba España y América Latina.
“Tengo poco en común con un belga o un italiano del norte”, dijo Gonzalo Ruiz, de 64 años, un meteorólogo jubilado. “La reunificación con América del Sur es el sueño”.
Algunas divisiones no se pudieron disimular. Algunos líderes elogiaron la economía de libre mercado, mientras que otros apoyaron el proteccionismo.
Orban, quien desde hace mucho tiempo se destaca incluso entre la extrema derecha por su cercanía con el presidente Vladimir Putin de Rusia, ha criticado el apoyo a Ucrania. “Gracias a Bruselas estamos dando nuestro dinero a Ucrania en una guerra sin esperanzas”, dijo el sábado.