Una narración detallada de cómo los brotes de sarampión pueden salirse de control.

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Las infecciones de sarampión están aumentando en varias provincias, con más casos en lo que va de año que en todo el 2024.

Las alertas locales de salud pública sobre nuevos casos vienen con descripciones detalladas de los lugares donde estuvo la persona antes de ser diagnosticada.

Nos dicen las horas y minutos que un pasajero pasó en aeropuertos en Vancouver, Toronto y Fredericton, cuánto tiempo estuvieron otros pacientes en un departamento de emergencias al norte de Toronto o en una clínica de salud familiar en el este de Ontario, y durante cuánto tiempo alguien visitó un restaurante de cadena en los Laurentides de Quebec.

Estos anuncios plantean un par de preguntas: ¿Por qué parece que los casos de sarampión se escapan de las manos de los profesionales de la salud, o incluso pasan desapercibidos por los pacientes o sus familias?

Y, ¿por qué dar información tan detallada sobre a dónde fue una persona?

Las respuestas radican en lo increíblemente contagioso que es el virus del sarampión, junto con el papel fundamental que juega la vacunación para detener su propagación.

“Lo que intentan hacer esos anuncios es realmente hacer que las personas estén conscientes para que puedan proteger… a los demás a su alrededor y estar atentos a sus propios síntomas”, dijo Caroline Colijn, una epidemióloga que ocupa una Cátedra de Investigación Canadá 150 en la Universidad Simon Fraser en Burnaby, Columbia Británica.

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El mes pasado, Colijn y sus coautores publicaron un estudio de modelado sobre el sarampión para ver qué sucede cuando la enfermedad respiratoria se introduce en una comunidad, y qué nivel de cobertura de vacunación o inmunidad previa a la infección se necesita para prevenir brotes.

“Debido a que el sarampión es tan increíblemente infeccioso, puede propagarse rápidamente, incluso si la mayoría de las personas en una comunidad, por ejemplo, el 80 por ciento, están inmunizadas”, dijo Colijn. “El umbral habitual es que se desearía que el 95 por ciento de las personas en una comunidad estén vacunadas o hayan tenido exposición previa al sarampión”.

Sin embargo, las tasas de vacunación han estado disminuyendo en Canadá y en otros lugares, y los primeros síntomas del sarampión pueden pasar desapercibidos, lo que aumenta el riesgo de propagación.