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¿Cómo se sigue el mayor éxito internacional de un artista británico desde mediados de la década de 1990? Ese fue el dilema al que se enfrentaba Glass Animals, la banda de cuatro integrantes de Oxford, tras el extraordinario éxito de la canción viral Heat Waves, que encabezó las listas de Estados Unidos durante cinco semanas en 2022. La respuesta es un álbum que está diseñado con precisión no tanto para atraer al máximo número de personas, sino para ofender a tan pocos como sea posible, de hecho, su título es lo más arriesgado aquí con diferencia.
El tablero de inspiración es el pop-rock amigable para grupos de enfoque, influenciado por Frank Ocean y Coldplay-lite, que los hizo famosos, todo impecablemente construido pero en última instancia poco cautivador. Esto no se ve favorecido por el hecho de que las voces tratadas de Dave Bayley están enterradas profundamente en la mezcla y a menudo son difíciles de descifrar, lo cual no es óptimo si estás tratando de transmitir tus pensamientos íntimos sobre cómo llegar a un nivel de fama de superestrella. Hay momentos extraños que destacan, hay un solo de guitarra agradablemente conciso en la canción de apertura Show Pony, y A Tear in Space (Airlock) hace una bonita línea de euforia educada, pero en su conjunto esto es muy claramente un caso de pura apariencia, sin sentimiento alguno.
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